sábado, 13 de julio de 2013

Sigo con el reto

Intake 13/07/2012:
Desayuno: té sin azúcar +  galletas de avena
Comida: Plato pequeño de lentejas de verdura + raja de melón
Merienda: Helado de chocolate (maaaaal, mi madre ha insistido demasiado)
Cena: Sándwich de queso

Ejercicio: 60 sentadillas + 30 abdominales (día 3 de reto).

He de confesar que después del helado me he puesto en plan derrotista y he estado a punto cuatro veces, que se dice pronto, de arrasar con la despensa porque "total, ya la he cagado". Me cuesta mucho luchar contra ese pensamiento. He tenido que convencerme de que luego me arrepiento mucho y parece que lo he conseguido, aunque todavía faltan unas horas para que me vaya a dormir y puede pasar de todo.

Peso de hoy: 52.5. Emilia me decía en un comentario que pierdo rápido de peso y la verdad es que tiene razón y eso me anima. Aunque pienso que gran parte de ese peso perdido no es real, sino que es la diferencia entre tener el estómago y los intestinos a reventar de comida y no tener apenas nada. ¿Puede ser? Porque no me parece normal perder 2 kilos en cuatro días sin pasar nada de hambre. O eso o tengo un metabolismo rarísimo, que engordo en seguida pero lo adelgazo también muy rápido. Eso sí, hasta que llego a los 50-51, de ahí ya no me mueve ni dios. Que me daría igual seguir pesando 51 mientras sí que se fuera reduciendo un poco mi enorme culo/piernas. En fin...lo de siempre.

viernes, 12 de julio de 2013

Retos, intakes y peso

RETOS: En el blog de Meek y Marea he visto un reto muy interesante: el reto de 30 días de sentadillas (squats). He decidido hacerlo y, buscando información, he encontrado otro reto parecido pero con abdominales (crunches). Como no quita mucho tiempo ni uno ni otro, he juntado ambos y los voy a hacer a la vez. Os dejo una tablita con el calendario que voy a seguir. Este es mi segundo día. Me he tomado fotos para hacer un before-after como dios manda, aunque no sé si subirlo aquí cuando acabe, me da vergüencilla enseñar tanto mi cuerpo. Supongo que si veo resultados las subiré para animaros a hacerlo también. Recuerdo que al principio de mi adolescencia me dio por hacer abdominales durante una época y la verdad es que acabé marcando bastante y no me costaba mucho. Me siento positiva con este reto. =)
Debería poner 30 Day Squat and Crunch Challenge... a veces se me va la pinza escribiendo

PESO: En cuanto al peso, no me puedo quejar. Ayer pesaba 53.5 kg y hoy 53 kg, así que parece que poco a poco todo volverá a la normalidad si sigo siendo constante. Por cierto, no lo he comentado pero estoy en Shittytown porque ya ha acabado el curso, por lo que me es un poco más difícil restringir la comida como yo quisiera y evitar las tentaciones de kilos de guarradas que compran en mi casa. Me he tenido que traer la báscula para poder controlar mi peso porque en Shittytown no tengo, pero nadie lo ha visto raro, por suerte.


INTAKES: Me niego a volver a contar calorías milimétricamente como antes por diversas causas. La primera es que cuesta bastante calcular las cosas cuando mi madre hace la comida y no tengo ni idea de qué le ha puesto exactamente muchas veces y tampoco quiero llamar mucho la atención mirando y apuntándome los valores nutricionales de cada cosa que como. La segunda es que cuando calculo las calorías soy tan perfeccionista que me tiro un buen rato mirando comidas, calculando, buscando información nutricional, etc. Parecerá una tontería pero me he dado cuenta de que cuanto más pienso en comida más ganas tengo de comer y descontrolarme. Por eso, después de tirarme mi buen rato calculando calorías acabo con las tripas diciéndome "come algoooo, mira, no has ingerido tantas calorías hoy, por un poco más no pasará nada". Y sí que pasa, vaya si pasa. Un mordisco de algo y se desata la bestia, como ya sabréis algunas. Paradójicamente controlar las calorías al milímetro me hace descontrolarme más que si no lo hago.

Sin embargo, sí voy a intentar ir apuntando los intakes grosso modo para ir guiándome sobre cuánto como y ver qué hago mal o puedo mejorar. Eso no me lleva tiempo ni me incita a comer.

Intake 12/07/2012:
Desayuno: yogurt natural azucarado
Comida: Caldo de verduras + una tajada de sandía + 20 gramos de chocolate y 3 golosinas
- Merienda: Tres minibiscotes de pan con queso
Cena: Tres minibiscotes con queso + tajada de sandía

Ejercicio: 55 sentadillas + 25 abdominales (día 2 de reto)

martes, 9 de julio de 2013

Antes o después, siempre vuelvo

Aquí estoy otra vez. He sobrevivido a lo pensaba que me iba a matar de pena gracias a la capacidad innata que tengo de fingir que todo va bien. Se acercaban los exámenes y no podía permitir tirar el curso por la borda por una tonta decepción amorosa. Por suerte una vez estás metida en la vorágine que son los exámenes finales universitarios, no puedes pensar en otra cosa, y eso ayuda a despejar la mente. Aún así, he mentido, mucho, pretendiendo que era feliz y que todo iba bien aunque por dentro estaba muerta. He fingido sonrisas, risas y carcajadas y me he obligado a sentirlas de verdad. Ahora casi no tengo que forzarlas, por suerte.

Alice está saliendo con el chico ese con el que tonteaba, aunque no me lo haya confirmado de su boca. Según ella, no habla de eso porque no quiere hacerme daño pero yo veo ahí una brecha sangrante que se va abriendo cada vez más y no es por mi culpa. Finjo que no me importa que no me hable de él y finjo que todavía me importa menos él, pero ni lo uno ni lo otro es cierto. Me he acostumbrado a la situación y ahora la soporto, aunque eso no significa, ni de lejos, que la acepte.

He desaparecido por completo de este mundo porque sentía que en un momento en el que me hundía y quería salir a flote esto me podía meter más en la fosa de mierda. Hablar de mis locuras y obsesiones y leer las de las demás no me iba a hacer ningún bien. Culpaba en parte mi estado de ánimo a esto, incluso. Decidí "curarme", olvidarme de la comida para siempre, pero esto no es como un interruptor que yo pueda apagar sin más. Creía que sí, creía que lo controlaba. Ahora realmente es cuando me doy cuenta de que la comida es la que me controla a mí. Me da igual, no me quiero "curar"; no me molesta esto, es lo único que tengo que realmente me llene y me sirva de objetivo para algo. Para qué, todavía no lo sé.

Sin embargo, haber intentado convertirme en una persona normal me ha pasado factura. 54.5 kilos esta mañana. Influirá que estoy con la regla pero es mi récord de peso desde hace dos años. Ha sido lo que me ha hecho despertar. Llevo dos meses viéndome y llamándome gorda constantemente pero para mis adentros decía "no, tienes un problema, sigue por ese camino de normalidad. ¿No te sientes bien sin contar calorías? ¿Sin controlar lo que comes?". Pues bien, el camino de normalidad no me gusta ni me llena ni me hace feliz. La báscula y la gente puede decir lo que quiera, pero yo soy la que se ve delante del espejo desnuda todos los días, por desgracia, y rechazo y odio lo que veo. ¿Qué problema tenéis con eso? ¿Qué coño os importa? ¿Me impide hacer una vida normal, todo lo normal que puedo ser yo? No. Mientras no ponga en peligro mi vida no veo la gran importancia de tener manías con la comida.

En el transcurso de estos dos meses de infierno he cumplido los 24. Me he sentido vieja y al mismo tiempo he sentido que estoy en el mismo sitio que cuando tenía 18. Pero luego he empezado a pensar y, aunque esta metáfora ya esté muy manida, me siento como el ave fénix ahora mismo. De las cenizas vuelvo a nacer y aunque vuelvo a ser la de siempre tengo más experiencia para no caer en los errores pasados.

martes, 14 de mayo de 2013

Muero por dentro

No tengo nada de ganas de escribir pero quería dejar constancia de esto. Ayer, por fin, después de muchas sospechas y comidas de cabeza por mi parte, Alice me confesó que está tonteando con un chico. La veía muy pegada a su móvil las últimas dos semanas y ella era de esas personas que siempre han pasado bastante del trasto. Me molesta eso y me molesta que no me lo haya contado, aunque fuera para no hacerme daño. Da igual lo que hubiera hecho, la pobre, todo me hubiera molestado realmente. Estoy destrozadísima, es egoísta por mi parte pero siento que he muerto por dentro. Intentaré disimularlo porque últimamente intento fingir que ya no me gusta tanto. No creo que lo consiga. No tengo ganas de nada, no tengo ganas ni de disimular que me importa un pimiento y que me alegro, porque no es así. Soy una puta egoísta.

Lo único bueno es que del mal rato que estoy pasando se me ha cerrado el estómago por completo y no tengo miedo a los atracones. Así compenso el horrible finde en Shittytown, alimentariamente hablando. Fuck it! ¿A quién quiero engañar? Estoy destrozada. Fuck my fucking life.

domingo, 12 de mayo de 2013

¡Reacciona!

No quería volver a Shittytown antes de que acabaran los exámenes de junio y, sin embargo, aquí estoy. El viernes me quedé sola en el piso y me dio un ataque de ansiedad. Mi mente no podía dejar de pensar en muchas cosas que me niego a aceptar y empecé a sentir miedo. Un miedo irrefrenable, que me paralizaba y me oprimía el pecho. Un miedo real pero a nada concreto. Sólo quería huir de allí y refugiarme en un sitio seguro. Shittytown lo es durante las primeras horas hasta que me doy cuenta de que huyo de algo que no puedo escapar; huyo de mí y yo soy la única persona del mundo de la que no puedo huir. Ese fútil pensamiento para muchos crece dentro de mí y me asusta. Soy la última persona del mundo con la que no quiero quedarme a solas ahora mismo y la única que no puedo evitar. 

Soy una contradicción con patas y corazón bombeante. Tanto necesito huir de la gente como de la peste y refugiarme en mi soledad como huir de mí misma refugiándome en alguien concreto que no me haga sentir sola. Depende del momento. Y ahora no quiero estar sola. Sin embargo, desobedeciendo el consejo de Alice de quedarme en Shittytown hasta el lunes ahora que no tengo clase ese día, volveré esta tarde a Wonderland. El tema de la comida aquí me agobia más que otra cosa. Hago muchos esfuerzos para no gritar a mi pobre madre, que no tiene culpa de nada. Como tantísimo aquí que me paso el día con dolor de barriga. Ya no me importa que si el peso o que si voy a engordar, es que enfermo físicamente con la comida en Shittytown.

Me digo a mí misma que puedo poner fin a todo esto cuando quiera; Alice me dice que necesito ayuda y dejarme ayudar. A veces me parece que Alice es una extensión de mi conciencia que me cuenta las verdades que yo no quiero reconocer. Ayer me dijo una de las peores cosas que me podría haber dicho nadie, me dijo "me da rabia ver cómo dejas que tu vida pase". Me sentó como una patada en la boca del estómago, noté hasta cómo se me paraba el corazón durante unos segundos. ¿Tú también piensas que mi vida no vale la pena tal y como está ahora? ¿La estoy desperdiciando? Lo peor de todo es que si me sentó tan mal (no de enfadarme, sino que me hizo polvo escucharlo) es porque tiene razón. Sus bofetadas dialécticas me hacen despertar de mi mundo irreal pero no llego a reaccionar, no sé ni por dónde empezar. No tengo nada a lo que agarrarme, sólo a mi TCA y a mis escritos y ninguno de los dos son buenos.

A veces me imagino a mí misma huyendo con todo el dinero que tengo ahorrado y desapareciendo. Inventándome un nuevo nombre y una nueva identidad y un pasado. Sería otra persona y no tendría que tener miedo de mí porque yo ya no sería yo. Sería María, o Laura, o Ana, o Nuria, o Silvia, o la nueva persona que yo inventara. Es tan solo una fantasía, por supuesto.

Vale, ¿y ahora qué hago? Alice me dijo ayer que necesito reaccionar y que escribir alivia pero no lo soluciona todo. Tiene toda la razón. Llevo escribiendo desde que me alcanza la memoria, creando en vano la sensación de que los malos sentimientos se quedan en las palabras que voy tecleando y que salgo renovada de esta catarsis. Mentira. Escribir me puede servir para muchas cosas pero no me soluciona nada. HE-DE-REACCIONAR. Pero, ¿cómo? ¿Salgo a dar una vuelta? ¿Para qué, si voy a estar sola, con mis pensamientos negativos que quiero evitar? ¿Veo una peli? Llevo 4 vistas este fin de semana y me ponía a llorar cada vez que veía una escena de amor o cualquier frase que remotamente me recuerde a algo (y no lloro nunca viendo películas). Quiero algo más a largo plazo, algo que me cambie el chip de verdad y que no ocupe sólo unas horas de mi vida. Estoy decidida. Sea lo que sea. No voy a decir que no, ni a pensar que no encajo en eso, ni que no conoceré a nadie, ni que me van a mirar raro, ni que eso no sirve para nada. Todos los pensamientos que me frenan los voy a prohibir. Tengo la voluntad ahora mismo, me falta la idea. ¿Por dónde empiezo?



martes, 7 de mayo de 2013

Tocándome la barriga

Pero no metafóricamente, sino literalmente. Creo que mi barriga es una de las pocas cosas que no me obsesionan ni odio de mi cuerpo. Tampoco es que me llegue a gustar, siempre se puede mejorar y bajar un poquito más la grasa de la barriga, pero no es una parte de mi anatomía que no enseño por nada del mundo... al contrario que prácticamente el resto de mi cuerpo. Desde mis horribles brazos con cicatrices hasta mis muslos o pantorrillas pasando por mi cara. Nada me gusta y todo me acompleja. Todavía no he empezado a ponerme manga corta, por cierto, y me entra ansiedad cada vez que me imagino que se acerca el inevitable día en el que tendré que enseñar los brazos otra vez y exponerme a preguntas incómodas o miradas curiosas u horrorizadas. 

El caso es que yo venía aquí a hablar de mi barriga. Siempre que estoy sentada en el sofá sin hacer nada estoy tocándome la barriga. Me meto la mano por debajo de la camiseta o me la levanto un poco y me la toco. No me fijé en que era un hábito hasta hace poco, que me lo comentó mi padre. Creo que eso debe estar relacionado con lo de que no tengo complejo ahí. No estoy pendiente las 24 horas del día de que no se me vea ningún centímetro de mi barriga y me agrada esa parte de mi cuerpo, así que la toco sin darme cuenta; es mi zona segura. Eso no pasaría, por ejemplo, con los brazos. De ninguna manera me remangaría sin pensarlo, espontáneamente, la camiseta y me los tocaría mientras veo tonterías en la tele. No puedo desconectar de ellos. Sea cual sea el momento me doy cuenta de cuándo se me ha subido un milímetro la manga y me la vuelvo a poner en su sitio. Lo mismo pasa con mis piernas y mi culo o mis pechos. No soy natural con ellos, me paso el día tapándomelos.

Y en cambio con mi barriga sí. No me doy cuenta de si la camiseta se me sube un poco y se me ve el ombligo porque mi cerebro no lo ve como un "enemigo". En cambio, me paso la vida subiéndome las camisetas escotadas para esconder mi nulo escote. 

Que esa es otra, no he hablado de ello por aquí pero otro de mis grandes complejos es mi falta de "pechonalidad". Soy prácticamente plana y eso me ha acomplejado siempre un montón. A veces pienso que mi obsesión por tener un cuerpo muy delgado es para que éste sea proporcionado con mi nulo pecho; ya que no puedo aumentar el tamaño de mis pechos (de manera natural, nunca me pondría silicona), disminuyo el  del resto de mi cuerpo. Quedaría ridículo una gorda sin tetas... porque encima no me crecen las tetas si engordo, va todo al culo, como las mujeres hotentote. El único cuerpo que le "queda bien" a mis tetas es un cuerpo esquelético.

Joder, es un pensamiento que siempre había tenido pero exteriorizarlo de esta manera hace que parezca ridículo. Ignoradlo, soy un poco subnor a veces con mis reflexiones.

Por otro lado, 49.7 hoy en la báscula. La primera vez que veo un 4 desde  diciembre. Supongo que me tengo que alegrar, pero no me veo más delgada, así que es una alegría a medias. Estoy en ese estado de euforia y energía y mareos y debilidad al mismo tiempo, cosa que me encanta aunque suene raro. Lo malo es mi estado de ánimo cambiante, que paso de las ganas de comerme el mundo a las ganas de llorar en cuestión de minutos.

domingo, 5 de mayo de 2013

No entiendo a mi cuerpo + manualidades + lectura


Después del atracón monumental de ayer, que, aunque vomité en parte, nunca te deshaces de toda la comida, hoy me he pesado para ver cuánto la había cagado y... ¡tachán! 50,2 kg. What? ¿Qué ha ocurrido? Me he pesando 10 veces seguidas de la incredulidad. Pues sí, parece que sí peso 50,2 kg. No lo entiendo. Apenas me he movido en toda la semana porque he estado estudiando como loca y he estado comiendo normal.


Alice se fue el martes por la tarde porque ha hecho puente y desde entonces no la he visto. El día anterior me preguntó si me agobiaba con lo de cocinarme y planearme las comidas y yo le dije que no, que me hacía un gran favor con eso. Creo que está un poco rallada (¿rallada? ¿rayada? Nunca sé cómo escribir la palabra) porque me ve más taciturna de lo normal. Al día siguiente, antes de irse, la vi meterse en la cocina y cuando me di cuenta me estaba preparando las comidas y las cenas de toda la semana, desde el martes hasta el domingo. Me sigue pareciendo increíble que se implique tanto en ayudarme y que parezca no importarle. Yo ya no sé cómo agradecérselo, la verdad, cualquier cosa que le diga se queda pequeña.


Los dos últimos atracones que tuve no fueron por hambre, sino por ansiedad pura y dura e intentar llenar mi "vacío" de alguna manera. La verdad es que el hambre me ha desaparecido casi por completo. Me di cuenta  de que cuando me ciego a hacer algo (por ejemplo, ahora estudiar y hacer trabajos universitarios, que apenas paro) me olvido por completo de la comida y de otros pensamientos negativos. Es mi vía de escape ahora mismo. Me cuesta mucho ponerme a hacer cosas, pero cuando lo hago no paro y eso me ayuda mucho a estar más en paz conmigo misma.


Por otra parte, como este fin de semana lo he pasado sola, he tenido mucho tiempo libre. Decidí comprar aguja de crochet y lana (las que tengo están en Shittytown) y hacer algo creativo. Me inventé el colgante esté que veis en la imagen. Se lo regalaré a Alice para que lo cuelgue en el retrovisor de su coche o donde quiera, aunque no estoy segura de si le gustará, creo que es un poco cutre. Me encanta hacer muñecos y cosas de crochet y regalarlas a la gente. Lo normal es que sean cosas personalizadas: pienso en una persona y hago lo que me inspire. Por eso, si es para mí misma o para nadie en concreto no me salen cosas y no me motiva. Lo malo es que no tengo casi amigos, así que no tengo a mucha gente para inspirarme y regalarles mis chorradas.



Y ya, por último, he empezado a leerme un libro llamado "¿Quién decide lo que comemos?", de Felicity Lawrence. Os dejo la sinópsis:
¿Cómo el negocio de la alimentación perjudica la salud, la economía y el medio ambiente?  ¿A qué se debe que la mayoría de alimentos procesados estén elaborados a partir de los mismos ingredientes? ¿Y que esos pocos ingredientes sean fabricados por un puñado de multinacionales? ¿Cómo han llegado los cereales a convertirse en el desayuno principal de millones de niños en el mundo si se les acusa de ser menos nutritivos que el paquete que los contiene? ¿Y por qué hoy día el 60 por ciento de los alimentos procesados contiene soja? ¿O no se nos advierte de que el azúcar puede perjudicar tanto la salud como el tabaco? Felicity Lawrence, periodista especializada en temas de alimentación, realiza un sobrecogedor recorrido por los secretos de las grandes corporaciones agroalimentarias para revelar cómo esas multinacionales manipulan nuestros hábitos alimenticios y nuestras ideas. Una lectura fundamental para hacer frente a la amenaza que supone la actual industria de la alimentación para la salud y la de todo el planeta.

El libro es increíble y muy recomendable, me estoy quedando en shock. Por lo pronto sólo he leído el primer capítulo, el de los cereales del desayuno, y he decidido no volver a comprarlo nunca más. Sólo se salva el muesli, y si no le añaden azúcar a mansalva. Ya colgaré algún recorte que he hecho (lo leo en el ebook), porque es impresionante.

EDITO: no tengo nada de hambre y no iba a cenar, pero he visto que hoy sólo he ingerido 260 kcal. Sigo sin entender a mi cuerpo, ¿por qué a veces me cuesta tanto comer y otras me comería hasta el papel de las magdalenas? Tendré que comer algo, se supone que estoy intentando comer más sanamente, y no sé el qué. Mi mente enfermiza sólo puede pensar en comer una zanahoria, o un tomate, beberme un té. ¡¡Necesito comer algo con sustancia!! Tengo que obligarme. Estoy pensando en hacerme un poco de salvado de avena con canela, té y miel, por ejemplo. Sé que son hidratos pero siendo vegetariana poca proteína puedo tomar que sea consistente. Odio tener que pensar en la comida, es más fácil cuando está Alice, que me como lo que me pone sin rechistar porque ella sabe lo que se hace. Si tengo que pensarlo yo me obsesiono y secretamente empiezo a contar calorías.

sábado, 4 de mayo de 2013

Siempre igual

Sólo 3 días después de jurarme que ese sería mi último atracón, he vuelto a caer. No me lo puedo creer. El post anterior no me sirvió de nada porque he seguido cometiendo los mismos errores. Me dan ganas de imprimírmelo y colgármelo en mi habitación en un lugar visible para tenerlo siempre presente. Soy tonta, joder.

Lo peor de todo es que no ha sido por hambre irrefrenable por restringir mucho la comida, como otras veces, sino que ha sido por una especie de autocastigo y vencer la ansiedad y la tristeza. Ni siquiera me ha ocurrido nada concreto, estoy sola en Wonderland y llevo todo el día estudiando y haciendo cosas de la universidad. Y de repente me he puesto a pensar en cosas que me han generado mucha ansiedad. En lugar de intentar calmarme me he metido en un bucle de negatividad y rabia y para cuando me he dado cuenta estaba atacando la despensa. Es que, joder, es absurdo, no tenía ni hambre y me he puesto hasta arriba de mermelada a cucharadas, tostadas con miel, cereales y queso, todo mezclado con leche (menos el queso, claro). He acabado vomitándolo todo.

Además, sé que mañana mi mente va a querer ayunar para compensar lo de hoy. Lo voy a evitar de todas las maneras posibles, estoy intentando salir de esta mierda de comportamientos viciosos e intentar comer sano y ayunar durante un día no es el buen camino. Claro, que atracarse y vomitarlo tampoco.

Ahora sí que sí, tras mi pequeño tropezón, hoy 4 de mayo es el último atracón de mi vida.

Pesaba 50,7 hoy, veremos mañana.

domingo, 28 de abril de 2013

Reflexiones sobre atracones

He estado reflexionando, como siempre, y he llegado a ciertas conclusiones. Y, como siempre, creeré que hoy será un punto de inflexión en mi vida y que de ahora en adelante empezaré a hacer las cosas bien. Pero, como siempre, es posible que no haga caso de lo que diga aquí. 
  • No, eso de "yo controlo" no es verdad. Si no quiero despertar al monstruo de las galletas no puedo comerme ni una mísera galleta, onza de chocolate o golosina. De lo contrario, no podré parar.
  • Quizá el ansia tan desesperada que tengo de chocolate y otras guarrerías se deba a que me restrinjo mucho y las ganas se van acumulando. Debería poder permitirme un poquito de dulce al día. Pero esto entra en contradicción con el punto anterior. 
  • Puedo aguantar sin atracarme durante todo el día, pero las noches se convierten en mi punto débil. He de ser más fuerte y no sucumbir. De nada matarse de ansiedad evitando guarrear durante todo el día si la cago por la noche.
  • Debo dejar de guardar guarrerías en mi habitación. La mejor manera de no caer en la tentación es no tenerla cerca. Si sé que tengo chocolatinas bajo mi cama, mi cabeza no para de pensar "cómetelas, cómetelas, cómetelas, cómetelas... por una vez no pasa nada; esta será la última vez".
  • Es una tontería condicionar un atracón según como se dé una circunstancia de mi vida. Sólo son excusas para no sentirme mal si me atracó. Hablo de pensamientos como "si no pasa X, que es lo que quiero que pase, tengo barra libre", "si me enfado con Y me puedo atracar, por tonto/a, que no me hubiera enfadado", "si Z me sale mal, me compro dos tabletas de Milka y me las como, así intentaré hacerlo bien". ¡No tiene ningún sentido! Llevo tanto tiempo tratando mi vida así que me parece normal, pero es una tontería. Qué culpa tendrá una persona o una situación para que yo decida una cosa u otra, eso sólo depende de mí. He pasado el fin de semana atracándome para compensar malas situaciones pero ésta es la última vez. Le he dado a Alice mis chocolatinas de reserva y le he dicho que las esconda, porque estoy de un humor que sé que cuando me meta a mi habitación por la noche empezaré a comérmelas como una gilipollas en la oscuridad sólo para compensar ese malestar que tengo. "Si el día mejora, no me atraco...". ¡Pues no! Te vas a quedar como estás, mejore el día o no.
  • Seguramente las pastillas esas que tengo guardadas por ahí que se supone que te controlan el apetito por los dulces y el hambre no sean más que una estafa pero voy a empezar a tomarlas. A lo mejor me sirven como placebo. Necesito controlarme ahora mismo porque me entra mucha ansiedad por la tarde-noche de devorar cualquier guarrería. Si no funcionan, pues no las voy a tirar, ya que las tengo, como mucho no harán nada pero son inocuas.

  • El punto anterior no significa que mágicamente se me pasará toda la ansiedad si las pastillas tienen base científica y funcionan (como estudiante de biología, me gusta saber los mecanismos por lo que algo así funciona o no y no veo que expliquen por ningún lado cómo regula exactamente el apetito, así que soy excéptica) . He de poner de mi parte.
  • No he de premiarme con un "día de comida libre" (aka atracón, porque sé que será un atracón) cuando llegue a un peso deseado. Sé de sobra que un día de flaqueza conlleva que al día siguiente quiera como mínimo la misma cantidad de guarradas y pienso "por otro día no pasa nada". Y así hasta el infinito. Como mucho debería premiarme con algo que quiera pero que no tenga que ver con la comida.
  • No es lo mismo 5 que 50. Quítatelo de la cabeza. Cuando me sobrepaso de las calorías que mentalmente me parecen adecuadas, me pongo en plan derrotista y me digo "si ya me he pasado, ¿qué más da un poco más de mierda en mi cuerpo?". Por mucho que me haya pasado, las calorías aportadas son algo que se va sumando. No es negro o blanco, no es "calorías bien, calorías mal". Dentro del mal hay un rango infinito y cuanto menos lo aumente mejor.
Con que sólo un tercio de lo que pongo aquí cale en mí y haga un poco de caso, las cosas me irán mejor.

sábado, 20 de abril de 2013

Sola en casa

Este fin de semana me he quedado en Wonderland* (aka Unitown) sola. Es una gran liberación, solo yo y mis pensamientos, aunque al mismo tiempo me siento especialmente vulnerable cuando me quedo sola.   Soy una contradicción en potencia lo sé. Por lo pronto me he decidido a ponerme a escribir hasta que cierren los supermercados y se me pase la tentación de bajar a comprar para un atracón que probablemente querría vomitar después.

Esta semana he dejado de dormir con Alice y he vuelto a mi habitación. Al principio me costó un poco porque estaba acostumbrada a dormir con ella y notaba que me faltaba algo y que esa no era ya mi habitación, pero me voy acostumbrando. Ahora miro el lado bueno, y es que puedo llorar tranquilamente por la noche cuando me da por ahí. Sí, es muy triste que eso sea lo bueno. Estoy cansada últimamente, taciturna, tengo constantemente pesadillas por la noche y problemas digestivos. No quiero dar detalles escatológicos por si sois sensibles pero desde hace más de un mes creo que tengo problemas para hacer la digestión. Fui al médico a hacerme un análisis y el lunes me dan los resultados. Yo tengo el presentimiento de que algo saldrá mal...

He estado comiendo bastante bien esta semana, nada de atracones ni de sentirme especialmente mal por comer. Sin embargo, el jueves para cenar Alice y yo nos pedimos un kebab con patatas para compartir y cuando acabé me encontré muy angustiada sin razón alguna, tanto que fui al baño a ver si conseguía sacarlo y se me pasaba (de manera natural, no quiero provocarme el vómito y menos delante de mis compañeras). No conseguí nada y me sentía tan mal física y psicológicamente que me fui a acostar muy pronto. Cuando les di las buenas noches a Alice y a Peach (otra de mis compañeras), que estaban en el salón viendo la tele, vi en Alice un gesto raro. No sabría decirlo, quizá era enfado, quizá extrañeza, quizá sólo mi imaginación... Así que ya en mi habitación  empecé a darle vueltas a la cabeza y decidí escribirle por Line. La conversación que tuvimos fue bastante reveladora. (No pienso corregir las faltas de ortografía; escribir por el móvil es lo que tiene).

2013/04/18(jueves)
Yo: sorry por irme tan de repente, me han entrado unas ganas de potar increíbles y no quería contarselo a Peach
Alice: no hay problma
[...]
Yo: no me apetece hablar de eso con ella porque ya me ha hecho algún comentario y no quiero que se piense nada raro
Alice: se nota q le das muxa importancia a las calorias
Alice: y n es tonta...
Yo: supongo q no
Alice: eres tu la q haces q esas cosas sean raras xq sabes q n es normal y haces q la gente lo acabe viend como tu
Yo: por eso no me quiero darle más pistas... aunque no lo sea esto, pero no me gustaría que se quedará con la mosca detrás de la oreja
Alice: supong q ya la tiene
Alice: pr desd el principio
Yo: yo hago que se vea raro? el q?
Alice: se nota mucho alba...
Alice: lo de las comidas y las angustias
Alice: yo si teng angustia lo digo normal xq cm se q n me provoco el vomito pues n pienso q piensen eso de mi...pr sin embarg tu sabes q tus pensamients n son del todo sanos y haces q el resto piense sobre eso
Alice: pero se nota q tu relacion cn la comida n es una relacion normal...ya sabes a lo q me refiero
Alice: yo se q disfrutas d las comidas pr cuand acabas te atormentas...
Alice: aunque intentes engañat a ti misma
Alice: sinceramente...creo q lo q te pasa tiene muxo de psicoligico
Alice: n dejas a tu sistema digestivo trabajar tranquili
Yo: no siempre me atormento ... estos días más porque me sienten un poco mal, me arrepiento de comer pero porq me da angustia... pero por eso
Yo: tú crees?
Alice: n te das cuenta?
Alice: siempre stas:uff eso es un monton!!,es q *nombre censurado* me ha hecho comer (nota: la chica del nombre censurado es una amiga a la que le gusta mucho comprarme tostadas para almorzar o cosas de chocolate para compartir con ella),es q me tengo q quitar el chocolate,los alimentos ligt n engordan...
Alice: no hay ni una sola comida en la q no hagas al menos un comentario de ese tipo,y si no lo haces teng claro q lo piensas,se te nota...
Alice: asi cualquiera trabaja agust
Alice: soy yo tu estomag o intestino y te mando a la porra
Yo: sinceramente, no me había dado cuenta de eso
Alice: pues si hija
Alice: se te sale solo
Alice: del alma
Yo: en serio siempre hago esos comentarios? porque yo creo q hablo poco de eso
Alice: me da igual q lo digas xq se q lo pensarias igual
Alice: continuament hablas d tu culpabilidad hacia lo q has comido y te intentas autoconvencer d q lo has disfrutad muxo y n te arrepientes
Yo: es interesante
Alice: pero ami no me convences...lo consigues contigo misma?
Alice: interesant el q?
Yo: interesante your point of view
Yo: chiquilla tú eres una psicóloga en potencia
Alice: hahah q pava
Yo: porque no me había dado cuenta de esas cosas o no quería
Alice: pues yo creo q sts muy claro,sera q te cuesta vert a ti misma
Yo: yo puedo intentar convencerme o no, pero sí no lo consigo no es mi culpa
Alice: n creo q sea cuestion d convencerte,creo q va mucho mas alla
Yo: esq sinceramente verse los defectos de una misma es difícil y duro, por eso a veces nos ponemos la venda
Alice: supong q tendrias q llegar al origen de tu relacion cn la comida para intentar solucionar el malestar q te provoca
Alice: por eso me parecia q los ejercicios.de la psiciloga eran muy interesantes y utiles
Alice: xq sty segura.d q hubieras descubiert muxo de ti y te hubieras dado cuenta d lo q se ve realment desd fuera
Yo: sí, puede ser. siempre puedo hacerlo oorq mi cuenta
Alice: xq aunque te diga lo q yo veo,tu n llegas a verlo
[...]

Hasta ahora pensaba que mis problemas intestinales podían deberse a que me he vuelto intolerante a algún alimento, pero no tiene sentido porque no siempre como lo mismo pero siempre estoy igual. Sin embargo, ¿y si Alice tiene razón? ¿Y si la culpabilidad que tengo al comer me hace tener estos síntomas? Disfruto mucho las comidas que me hace, es cierto, y no tengo casi culpabilidad. Pero ahora me pregunto: ¿no tengo casi culpabilidad o intento convencerme de que no la tengo? Esperaré a las pruebas del análisis antes de ahondar en esa teoría.

Por último, al día siguiente, al saber que me quedaba sola en Wonderland, Alice me preparó esto:


















¿No os parece la chica más adorable del mundo? No tiene ninguna obligación de hacer estas cosas y ahí está, al pie del cañón para evitar que yo haga cosas malas. Porque ella y yo sabemos que si no hubiera preparado nada, no comería apenas nada este finde (o comería, pero guarrerías de atracón). Pero con ese esfuerzo que hace me sentiría como una mierda si lo ignorara o tirara la comida. Os parecerá una tontería pero al ver esto, después de echarme a reír por lo graciosa que era la nota y la situación, tuve que buscar intimidad para llorar. Es un gesto que significa muchísimo para mí; yo no creo que imagina lo hondo que me llegan esas cosas. Le agradeceré esos pequeños detalles y esos grandes esfuerzos que hace durante toda mi vida.

Y el día ha acabado y he evitado un atracón. Hoy dormiré bien.

*He decidido rebautizar el lugar donde vivo en mi piso de estudiantes como Wonderland porque me parece mucho más evocador y bonito y también porque está más ligado al "apodo" de Alice (que, por supuesto no se llama así en la vida real. No, tampoco se llama Alicia).

sábado, 13 de abril de 2013

Hey, baby, can you bleed like me? (fotos editadas)

No me gusta nada hacerme fotos, pero hoy os dedicaré una entrada fotográfica.

Se acerca el calor y, como cada año, la gente empieza a vestir manga corta y a disfrutar del buen tiempo que hace por el levante español. Todos menos yo. Cuanto más brilla el sol, más oscura se vuelve mi mente. Aguanto con manga larga lo máximo que puedo y, cuando el calor ya es insoportable, dejo mis vergüenzas al aire y rezo (es un decir) por que nadie lo vea o me pregunte. Tengo pesadillas por la noche, incluso. Dejo de salir de casa, dejo de relacionarme con la gente (lo poco que lo hacía ya de por sí), no me dejo ver más que lo justo. Todo por el maldito complejo que tengo por mis cicatrices. Estuve lesionándome durante muchos años y estas son las consecuencias. A veces decido que no quiero condicionar mi vida por unas marcas e intento actuar normal, sin esconderme, pero veo las miradas furtivas (o directas y descaradas) de la gente en la cola del súper, sentada en un banco, en una terraza... Las personas se vuelven monstruos para mí que me observan desde la oscuridad y están dispuestos a atacar en cualquier momento. No sé qué me aterroriza más, que me pregunten o que elucubren sobre lo que me puede haber ocurrido. Pero se nota demasiado que no se trata de un accidente, que son cicatrices hechas a posta. Sólo Alice y mi ex saben exactamente y con detalles el origen de mis cicatrices y no les importó en su momento. Lamentablemente, la gente no es tan comprensiva y me da miedo ser rechazada por eso.

Con esto sólo pretendo intentar concienciar a las chicas o chicos que pueden estar empezando a autolesionarse sin pensar en las consecuencias que tendrán en el futuro, con una especie de "niñas, haced lo que yo os diga pero no lo que yo haga". Pasarse la vida haciendo planes que has de posponer hasta el invierno siguiente (o, como digo yo, hasta la "manga larga siguiente") no es vida. Vivo sólo la mitad del año. No se lo deseo ni a mi peor enemigo.

Además, aproveché para hacerme fotos de mi cuerpo, prácticamente por primera vez en mi vida. Por desgracia con esto no os podéis hacer una idea real de cómo soy porque os aseguro que delante del espejo y en directo no me veo así para nada. En parte es por la cámara y en parte por mis pantalones "push-up", como yo los llamo, que me mantienen las mollas en su sitio. ¡Hasta mi culo parece más prieto! La próxima vez enseñaré más carne y veréis que no es todo tan idílico. Porque sí, viendo estas fotos me gusta mi cuerpo. Ojalá fuera real.
[Fotos editadas]






miércoles, 10 de abril de 2013

Always Alice

 Supongo que afectará bastante que me tiene que bajar la regla en dos días, supuestamente, pero estoy ahora mismo un poco mal anímicamente y cabreadísima sin motivo. Cabreada con Alice, incluso, y no lo entiendo, porque ella no ha hecho nada malo, la pobre, pero me dan ganas de no dirigirle la palabra y no hablar hasta que no me diga ella algo. No sé por qué me pasa. En parte creo que estoy sacando fuera un poco el rechazo amoroso que he tenido con ella y exteriorizándolo. La manera de cortar sus acercamientos hacia mí fue tan brusca que no me lo esperaba y yo sigo queriendo ese contacto y no me he acostumbrado. Así que, en parte, pienso que quiero dejar de tener un contacto más cercano con ella y que si ella quiere algo conmigo, que me busque. Porque es muy fácil que te vayan detrás, muy fácil y muy agradable; estar en la otra situación, que es ir detrás de alguien y no notar una respuesta positiva pero que tampoco te tiren para atrás, molesta. Cansa. Yo estoy agotada mentalmente.

Además, me estoy muriendo de hambre y no quiero comer. Quizá si estuviera sola hubiera comido, pero con Alice aquí no lo voy a hacer. No puedo evitar compararme con ella. Desde hace unos meses ha perdido unos kilos y se ha quedado con un cuerpo perfecto y si yo como algo más que ella no lo voy a conseguir. Por eso hago chorradas como no desayunar, porque es la única comida que Alice no me hace, la única diferencia en calorías que me puede hacer bajar y parecerme a ella. Tiene las piernas perfectas, delgadas pero sin llegar a dar grima y el cuerpo también precioso, perfectamente proporcionado. Y, aunque haya adelgazado bastante, sigue teniendo tetas, de las cuales yo carezco aunque engorde como una vaca.

Me da mucha rabia estar enfadada con ella sin sentido, pero más rabia me da no poder mantener el enfado, porque inevitablemente se me pasa todo cuando Alice me dice una chorrada y se ríe. No sé cómo tiene esa sonrisa tan bonita que te hace olvidar todo lo malo, no lo entiendo, no es normal, no es humano. Y lo consigue. Me molesta porque a veces siento que de verdad estoy empezando a superar lo de ella, pero me sonríe o me dice una tontería con esa manera tan adorable que tiene de hacer las cosas y pienso que no lo voy a conseguir. Sé que sí, por huevos, porque todo se supera, pero si no fuera tan tremendamente adorable sería mucho más fácil. Paso de ella, lo intento, pero una tontería que me dice y una sonrisa suya me hace volver a enchocharme, así que lo que tengo que hacer es ser fuerte y no ir detrás de ella como un perrito. Yo soy como soy y sé que me sale natural ayudarla, por ejemplo, con la exposición que tuvo ayer para una asignatura, pero ninguna amiga se esfuerza tanto como yo lo hago por ella. Cualquier persona sólo haría eso con su novio o novia. A mí me dice que me vaya ahora con ella hasta Madrid andando y, aunque al principio trate de convencerla de que es una locura, si es lo que quiere voy, y descalza si hace falta. Eso es lo que me pierde. No tengo que ser una persona más fácil porque parece que no se puede querer a una persona así. La gente podrá pensar que soy buena o lo que sea, pero no tener que “currarse” mis cariños o mis favores me hace como una persona a no tener en cuenta o que no destaca. No sé explicarlo exactamente, la verdad. Simplemente pienso que no se me tiene tan en cuenta como se me tendría si fuera menos “buena” en esas cosas, porque parece que yo lo hago porque ha de ser así y no se ve ni como un favor, ni como gesto de amor, ni como una virtud.

Por eso, voy a intentar comportarme como una persona normal se comportaría. Es imposible dejar de sonreír como una tonta cada vez que ella dice una chorrada porque lo siento así. Es muy graciosa y yo estoy enchochada, por lo que se me cae la baba cuando dice tonterías y cuando se ríe (ay, cuando se ríe, dejaría el mundo por ella cuando se ríe). He de evitar que eso sea tan descarado. La gente no es así, así que yo tampoco he de serlo. Parece que le haga la pelota, pero es que lo siento así, me encanta. Menuda mierda, hasta cuando empiezo hablando de que estoy enfadada (sin sentido) con ella, acabo diciendo cosas bonitas de Alice.

Soy tan tonta que el otro día tuve esa especie de rabia hacia ella y acabé escribiéndole a November, mi ex, diciendo que me apetecía quedar con ella algún día y hablar. Y ahora no quiero. Por suerte, no concretamos nada.


miércoles, 3 de abril de 2013

Y por eso odio venir a Shittytown

Acabo de pelearme con mi madre por culpa de la comida. Ayer me di un atracón de chocolate, patatas fritas y cereales. No es "culpa" mía del todo, estoy harta de decirle a mi madre que NO me compre esas cosas y ella dice que para el poco tiempo que estoy aquí, lo hace. Y yo le digo que no lo quiero, que me lo como todo. Tengo una norma no escrita, una manía más bien, en la que, cuando me paso de las calorías diarias permitidas por mí, puedo (no, debo) comer de todo. No entiendo por qué lo hago, a veces pienso que inconscientemente me estoy castigando por haberlo hecho mal. Con comer de todo me refiero a comer chocolate, galletas, patatas fritas y ese tipo de guarradas hasta que note que voy a reventar. Por supuesto, cuando acabo con las existencias de guarrerías me siento enfermísima y sólo quiero que acabe el día. Y al día siguiente, por lo mal que me encuentro todavía y para compensar, como lo menos posible.

Pues bien, le he dicho a mi madre que en lugar de hacer hoy fideuá para comer, que es muy pesada, me haga una cosa más ligera, como una ensalada, que no tengo muy bien la barriga. Se ha enfadado y me ha dicho que si no me pusiera a comer chocolate no pasaría eso. ¡¡¡Por eso te digo que no me lo compres y me ignoras!!! Si me dejáis sola con kilos de chocolate en la despensa y la depresión de estar en Shittytown y no salir de casa nunca, me lo acabaré todo. No le he dicho eso, sino que aquí como mucho más, en parte porque ella me obliga (ya lo he dicho varias veces por aquí, siempre me está preguntando si he merendado, si he desayunado, etc. y si la respuesta es negativa me ceba; o hace cenas o comidas de 3 platazos y pretende que me lo coma todo más el postre). También le he dicho que no necesito comer tanto aquí porque no lo quemo, porque no me muevo, no salgo de casa apenas cuando estoy aquí (por eso es Shittytown, porque es una mierda de pueblo y, además, no tengo ni un amigo aquí). Ella se ha enfadado y entre otras cosas me ha dicho que a la próxima me quedo en Unitowny también que no piensa preocuparse ni cocinarme nada más, que lo que quiera comer me lo haga yo. Yo le he contestado que con mucho gusto no vendría, sólo vine porque estaba también mi hermana, que estudia fuera pero mucho más lejos y sólo viene en Navidad y Semana Santa, pero que aquí no pinto nada y prefiero estar sola en mi piso de Unitown.

He empezado a hacer la maleta para irme esta tarde a Unitown y en seguida se ha asomado mi madre a decirme "Oye, pues si tienes la barriga mal, para comer podrías hacerte un..." y le he dicho que me deje en paz. "¿No has dicho que no vas a preocuparte más por mi comida? Pues cúmplelo, ya veré yo lo que como, no me hables nunca más de comida". Se ha ofendido, normal, todo es culpa mía por tener problemas con la comida y no decírselo a ella explicitamente, y me ha dicho que me apañe con la comida y que no me dirá nada más sobre eso. Al final se me ha pasado un poco el cabreo y, aunque tengo decidido volver mañana sin falta a Unitown, hoy me quedaré aquí. No tengo el estómago para 2 horas de autobús, con lo sensible que soy a los mareos de por sí. Eso sí, en el momento en el que me diga una palabra sobre la comida me meto en la habitación sin ni siquiera dirigirle la palabra. Me da mucha rabia porque cuando le da la gana me dice eso de "con 23 años que tienes y blablabla", pero para comer y para otras cosas me trata como si tuviera 5. Si quieres que sea madura, trátame siempre como tal.

Ah, y ya que estoy, me sigo desahogando. Ayer fui al médico para pedir un análisis de sangre (soy vegetariana y a mi madre le preocupa que tenga anemia y esas cosas) y por unos problemas intestinales. Me acompañó mi madre y empecé hablando yo pero a las dos frases me cortó y se puso a hablar por mí, como si yo fuera un monigote y ella el ventrílocuo. Decidí callarme y no volver a abrir la boca y que se inventara ella los síntomas que tengo, total, actuaba como si le estuviera pasando a ella. Cuando voy con mi madre pierdo mi identidad, ella se apodera de mis palabras. Ha llegado un punto en el que si alguien me pregunta algo y estoy con ella, me encojo de hombros y dejo que ella responda, como si fuera una niña de dos años. Se la impresión que da a la gente esa actitud pero no lo puedo evitar. Me da hasta vergüenza hablar yo si ella está delante; primero porque no he aprendido, no me ha dejado, y segundo, porque me da vergüenza hablar en castellano delante de mi familia, me escucho rara (con ellos hablo en valenciano, y como no me deja hablar delante de otros porque se mete ella de por medio y yo me enfado y decido convertirme en muda, pocas veces me han escuchado hablar castellano). El caso es que en Unitown hablo siempre en castellano y no tengo acento ni hablo raro, pero con mi familia delante no me sale natural y sueno horrible. Creo que hay que estar dentro de mi cabeza para entender esto, jajaja.


*Nota: de ahora en adelante, Unitown = el pueblo donde esta mi universidad y mi piso de estudiantes, que es más corto decirlo así.

jueves, 28 de marzo de 2013

Vacaciones + intake fotográfico

A partir de hoy empiezo las vacaciones de Semana Santa y por eso he vuelto a Shittytown. Siempre que vuelvo a casa, como os pasará a muchas que vivís fuera, mi madre me ceba a comer y acabo engordando un par de kilos en muy poco tiempo, así que esta vez he tenido la precaución de traerme la báscula para poder pesarme a diario. Es la única manera de no pasarme de la raya. Eso sí, la he escondido porque no quiero ni imaginar qué pensaría mi familia de mí si viera que en mi maleta he metido una báscula.

Además, me he comprado un smartphone de esos (hablo como una abuela). Sí, yo era de las pocas personas que quedaban con móviles prehistóricos que sólo servían para enviar sms y llamar, prácticamente. La presión de sentirme más aislada de la gente de lo que ya me aíslo yo por motivos propios me ha hecho decidirme a comprarme un cacharro de estos, que, por cierto, he usado en estos dos días para todo menos para llamar o envias sms. Ironías de la vida.

Así que, para probar la cámara, he sacado fotos de mis intakes de hoy. La moneda la pongo para poder apreciar el tamaño de la comida, manías que he cogido de una web donde lo piden para calcular tus intakes y calorías.

Intake de 28-03-2013
Desayuno: nada.
Comida: Habichuelas y habas de soja con pimiento.



Merienda: Macedonia de fresas, pera, mango y kiwi.

Cena: (todavía no la he comido pero la tengo preparada) Fajita de tortilla de patatas.

¿Qué os parece?
No es ni mucho menos lo que comería si estuviera sola, pero no está tan mal. Teniendo en cuenta, por ejemplo, que le acabo de decir a mi madre que ya he merendado y me ha ofrecido de re-merienda croissants rellenos de chocolate...

lunes, 25 de marzo de 2013

Atracón esquivado + compañeras pesadas

Sé que os parecerá una tontería eso pero necesitaba dejar constancia de ello. Cuando escribí la anterior entrada, estaba deseando que Alice se fuera a clase por fin porque tenía mono por todo el malestar que tengo debido al rechazo amoroso que tuve con ella. ¿Qué significa mono en mi mundo? Significa que  cuando se marchara Alice bajaría al Lidl que tengo justo abajo y me compraría mis chocolatinas favoritas (en la imagen), para atracarme lo máximo posible en el menor tiempo y luego arrepentirme y llorar y llamarme gorda. Esos son los efectos de mi mono y siempre funciona así; he de bajar a comprar porque no guardo guarrerías en casa para evitar tentaciones más a menudo. Puedo hacerlo fácilmente si están mis otras compañeras en casa, pero Alice sabe de mis problemas con la comida y es imposible engañarla, por eso he de esperar a que no esté.

Como además tenía hambre porque llevo dos días comiendo muy poco (hasta que no pasan 4 días seguidos comiendo poco tengo el problema de poder caer en atracones porque tengo hambre a todas horas), he decidido hacer boca con un trozo de bizcocho casero. Total, como digo siempre, una vez me paso de las calorías permitidas por mi enfermiza mente, me da igual 100 que 1000 calorías de más. Lo he disfrutado como una marrana y mientras lo comía no paraba de imaginarme mojando esas deliciosas chocolatinas de cacahuete en té caliente, para que se derrita la parte exterior, y engulléndolas como loca. Así de guarros son mis momentos atracón.

Por fin, justo cuando he acabado de comer, Alice se ha marchado y se me han cruzado los cables. He pensado "estoy totalmente sola en casa por primera vez desde hace mucho, voy a aprovecharlo" así que no se me ha ocurrido otra cosa que intentar vomitar el bizcocho. Lo he conseguido después de mucho esfuerzo y para cuando he acabado, se me han pasado las ganas de atracón.

Por una parte me parece fatal eso de haber vomitado, hace tiempo que no lo hacía y, tonta de mí, he recaído (por suerte, sólo recurro a ello en casos extremos, no me voy a obsesionar con volver a hacerlo), pero por otra he conseguido evitar meterme en el cuerpo las 1000 calorías extra que he estado a punto de ingerir como una cochina aspiradora. Vale que la manera de entretenerme no ha sido la mejor, pero esto me ha vuelto a abrir los ojos sobre la necesidad de encontrar algo que hacer y que nos entretenga cuando tengamos esas locas ganas de comer sin control.

Por otra parte, después de vomitar ha llegado una de mis compañeras, llamémosla Peach. Ella es de esas personas que no se da cuenta cuándo no te apetece hablar, ya sea porque estás cansada o porque no estás de humor. Yo estaba en el salón con mi portátil y lo último que me apetecía en el mundo era fingir estar normal y hablar, así que me he puesto los cascos y me he puesto música. Pues bien, Peach ha venido con ganas de cháchara y no me ha dejado de hablar, a pesar de que yo no quitaba los ojos de la pantalla y sólo hacía de vez en cuando un ahá desganado. 

 Suena tonto, pero no soporto que la gente no se dé cuenta de que molesta y de que no tengo ganas de hablar ni de escuchar su puñetera vida, sobre todo si esa gente no la considero amiga mía. A veces me gusta disfrutar de mi soledad y de mi silencio interno y odio que no lo respeten. Me ha cabreado mucho, en serio.

El final de Alice

El otro día me armé de valor y decidí decirle a Alice claramente que quería algo más serio con ella. Ella, ya lo he dicho mil veces, sabe que me gusta pero nunca ha querido nada conmigo. En su momento me dijo que estaba hecha un lío, que tenía ganas de liarse conmigo (de hecho, nos liamos un poco un par de veces), pero que no podía prometerme nada ni empezar nada serio porque no estaba segura de nada. Tenía la cabeza muy liada y no quería estropear nuestra amistad ni hacerme daño. Un aplauso por su sinceridad, por cierto, que otra/o se habría aprovechado de mí sin tenerlo claro.

Le di todo el tiempo que necesitaba pero no reaccionaba, ni para bien ni para mal, así que decidí escribirle una carta contándole que la quería y que me gustaría intentar algo con ella, aunque no hiciera falta ponerle nombre, ni fechas, ni formalidades. Se lo hubiera dicho a la cara pero me daba tanto miedo la respuesta que no me atreví. 
El viernes me contestó con otra carta y me dijo que la abriera cuando estuviera más tranquila (ese día tenía una exposición en la universidad y estaba de los nervios) y se despidió de mí por esa semana. y sólo con eso ya sabía lo que ponía dentro. Así que me negué a leerla hasta muchas horas después, cuando llegué a Shitytown. La abría, la desdoblaba y la cerraba sin querer mirar las palabras, como si cada vez que lo intentara fuera a cambiar lo que había escrito en la hoja. Al final, leí sólo dos palabras, "lo siento", y se me derrumbó el mundo. Me esforcé en leer la carta a pesar del agobio tonto que me había entrado y, efectivamente, me contaba que ella me quería muchísimo pero que no sentía lo que debía sentir para empezar algo serio. Y que lamentaba haber alargado la situación por estar confusa en su momento. Me dijo que quería que las cosas fueran como siempre pero que si yo necesitaba distanciarme lo entendería. "Bah, tonta, si ya lo sabías, al menos lo has intentado y ella quiere que todo siga como antes, no te va a rechazar", empecé a decirme, y justo cuando fui a abrir la puerta de mi habitación para aparentar normalidad ante el resto de mundo, me eché a llorar. A llorar y a temblar como una loca, durante a saber cuánto tiempo. Este fin de semana ha sido horrible. Antes, por lo menos, me conformaba en pensar que puede que le acabe gustando, pero ahora ni siquiera tengo esa pequeña esperanza.

Le dije a Alice que yo quería que todo fuera como hasta ahora, que la quiero mucho como amiga y que eso está por encima de todo, pero no sé cómo manejar la situación. Es como intentar coger agua con las manos, que se escapa sin que puedas hacer nada. Así la veo a ella, escurriéndose poco a poco de mi alcance sin que se dé cuenta. 

Joder, es que mientras escribo esto la tengo sentada en el sillón del frente, haciendo algo en su ordenador y no puedo dejar de mirarla y pensar que me encanta. Está tan cerca de mí pero es tan inalcanzable que duele.

martes, 19 de marzo de 2013

I'm fucking done with this shit

Así, en inglés y todo. Es lo que he gritado cuando me he tenido que desnudar para ducharme y se me ha ocurrido mirarme al espejo. I'm fucking done with this shit, estoy harta de esta mierda. No puedo mirarme al espejo sin que empiece a burbujear la sangre de la rabia que me da ver mi cuerpo amorfo y deforme. Me miro de cintura para arriba y casi -repito, casi- llego a gustarme, pero es llegar a las caderas y bajar un poco los ojos y entrarme ganas de llorar. Es irracional; es sólo un cuerpo, es sólo grasa, estrías y celulitis; tampoco es que me hayan cortado las piernas y tenga muñones. Y, sin embargo, no puedo verlo porque si lo miro durante más de diez segundos seguidos me vuelvo loca y siento ganas de estampar todo lo que tenga a mi alcance.

No tiene ningún sentido: la gente no me quiere o deja de querer por mi cuerpo. Hoy me he levantado y era un día bueno, en unas horas me iré de Shittytown y veré a Alice y le daré la última chorradita que le he hecho y ella reirá como hace siempre, incrédula, casi avergonzada, como creyendo no merecerlo. Esos pequeños momentos con ella hacen que la vida merezca la pena y mi vida, en esos instantes, es ajena a pesos, grasa o calorías. Pero hoy he cometido el error de mirarme al espejo mientras me desnudaba y todo se ha ido a la mierda.

Entonces, he soltado esa frase, ese I'm fucking done with this shit que me ha hecho reaccionar. Ignorar el problema no hará que se vaya. No me miro al espejo apenas. Cuando entro en el ascensor, lo hago con la cabeza baja, mirando al suelo, y me coloco de espaldas al espejo. Cuando me cepillo los dientes, lo mismo. Quizá ahí está el problema. No adelgazo lo suficiente porque al no mirarme, pienso que estoy mejor de lo que realmente estoy. La báscula escupe números que parecen lo suficientemente bajos y yo sonrío y pienso que todo está bien, que hoy me puedo permitir un capricho para comer. Mal. No le hagas caso a la báscula, hazle caso al espejo, me digo a mí misma, te has de mirar al espejo tanto como te pesas si quieres bajar. Y entonces me he venido aquí a escribir esto y a dejar constancia al mundo de que I'm fucking done with this shit y que voy a hacer lo que sea para que mirarme al espejo no sea una tortura. Me da igual lo que opine la gente del número que pone en la báscula y del número que quiero alcanzar, no me van a hacer sentir culpable o loca, no lo estoy. Ellos sólo me han visto con ropa y la ropa es como la religión del cuerpo; algunas personas están cegados por ella y tienen fe ciega en que lo que nos insinúa es real, todos suponemos que es una mentira pero reconforta pensar que es cierto, y si desaparece estamos perdidos y nuestros defectos son sólo nuestros y no dependen de nada más. Y yo ni creo en Dios ni creo en la ropa. Creo en lo que hay bajo de ambas cosas, por suerte o por desgracia, y en ninguno de los dos casos me gusta lo que veo.

Así que me he propuesto una meta para este verano: me pondré shorts y me gustará lo que dejan ver. Para eso tengo que empezar a ponerme en serio con los atracones de una vez.

domingo, 10 de marzo de 2013

Mal humor + intake

He comido hace un rato y ahora estoy en una dicotomía en mi cabeza que parezco Gollum:


- Quiero comer, me apetece comer golosinas y chocolate, o quizá galletas con leche... mmm... galletas de canela y de caramelo. Aprovecharé que este es mi último día en Shittitown, la casa con manjares de dioses.

- Aguanta, aguanta. Luego te comes una naranja y aguantas hasta la cena...

- ¡A la mierda las naranjas! Ni llenan, ni me gustan, ni las disfruto, ni nada; yo quiero comer las galletas con caramelo que me ha comprado mi madre. O el conejito de pascua de chocolate... sólo una orejita...

- Sabes que si te comes la oreja, luego irá la otra y después la cabeza y medio cuerpo.

- ¿Y qué? Mañana empiezo la increíble carrera que se ha currado Meek Maniac y pienso seguirla a rajatabla. Algún capricho me tendré que permitir antes, ¿no? Sobre todo teniendo en cuenta que me tiene que venir la regla y no lo voy a poder comer como una cerda en medio de la carrera.

- Sine, aguanta, aguanta, ¡¡aguanta!! Si aguantas es posible que mañana, en tu reporte semanal de peso, veas un 49, ¿no te haría ilusión?

- Sí, claro que me haría... pero ya te he dicho que lo pienso perder durante este mes de carrera.

- No, tonta, que crees que controlas y luego no lo haces. Ponte con el crochet o con el cubo de Rubik, que te distraen de esos pensamientos. Ponte a dibujar. Dibújale una nueva notita sorpresa a Alice, que a ella siempre le encantan.

- ¡Que quiero comer, hostia! ¡Cállate la puta boca! Voy a ir a la despensa y cogerme el conejito de chocolate, nadie me lo va a impedir, y mucho menos tú que no eres real. ¡Que no pasa nada! ¡Sólo es chocolate! La gente come chocolate sin tener estas conversaciones internas.

- Bueno, haz lo que quieras... Tú verás...

- Eh... ¿no me vas a detener? ¿Ni a hacerme sentir culpable?

- Ya eres mayorcita para ver lo que haces con tu vida, tía, a mí no me líes. Además, tú lo has dicho, no soy real; si quieres comer, comerás y yo no te podré parar.

- Jo... es que ahora me siento mal. Mira, vamos a hacer una cosa, voy a ponerme a dibujar y cuando acabe, como premio, como algo de chocolate, ¿sí?

- Venga, trato hecho.

Intake 10/03/2013:
Desayuno: un té sin azúcar con chorrito de leche desnatada (15 kcal) y 30 g de cereales tipo All-bran (120 kcal).
Comida: plato de paella vegetal (350 kcal) + 2 golosinas (64 kcal).
- Merienda-cena: leche con galletas y cereales + 5 golosinas (no ha llegado a ser atracón, pero me da palo contar las calorías, no me quiero emparanoiar).

Ejercicio: 40 minutos de bicicleta

0,049 x (50.6 x 2,2 ) x 40= 219 kcal



sábado, 9 de marzo de 2013

Hablemos de mi ex + intake

Creo que no he llegado a hablar abiertamente de mi ex en este blog todavía. Ella, a la que llamaré November de ahora en adelante, es muy en parte culpable de lo que me ocurre ahora con la comida. Fue a mis 19 años y durante 3 años mi primera pareja y, hasta ahora, la única. Nuestra relación empezó de una manera cada vez más habitual en la gente: la conocí por internet. Durante un tiempo mantuvimos contacto a través de nuestros respectivos blogs, ahora inexistentes, hasta que quiso conocerme en persona. Ambas éramos de la misma provincia y estudiábamos de la misma universidad y, aunque yo no quería en un principio, acepté quedar con ella. Fue la primera persona a la que me abrí y le conté todos mis problemas con la autolesión, depresión, pensamientos suicidas y autoodio. No le dije nada sobre la comida porque por aquel entonces no era un verdadero problema para mí.

Comenzamos a salir casi en seguida y yo estaba en una nube ¡Por fin tenía a alguien que me entendía y no me juzgaba! Pero la felicidad eterna duró poco, sólo dos semanas después de comenzar nuestra relación comenzó a volverse loca. Hasta hace unos meses nunca lo vi de esa manera, pero November me maltrató psicológicamente. Me decía que me quería más que a nada pero, cuando le venía en gana, me decía que yo era un ser despreciable, o que yo no la quería, o que me suicidara. Se cabreaba a la mínima y no sabía estar una semana sin que yo, aparentemente, hiciera algo que fuera la gota que colmaba el vaso y me dejara. "Zorra. Puta. Esta vez es la definitiva", decía, aunque nunca fuera verdad. Me prohibió hablar con su madre cuando iba a su casa (todavía no sé la razón), montaba escenas dignas del programa 'Hermano Mayor' (pero sin romper puertas o lanzar objetos) cada vez que comíamos en su casa y se marchaba y me dejaba sola con su madre, con la que no podía hablar, claro. Me dedicaba palabras cargadas de bilis y dirigidas a donde más dolían sólo porque se había enfadado conmigo sin motivo alguno. Pero yo, a pesar de todo, la quería.

Yo empecé siendo una chica muy cariñosa con ella, escribía poemas cursis cuando nunca lo había hecho, escribía historias en las que me imaginaba nuestra vida en unos años, no me importaba que me vieran en público besándome con ella... Ahora lo pienso y me cuesta recordar esa parte de mí. November la fue entrerrando viva poco a poco debido a su locura. Desde entonces me consideraba a mí misma una persona poco cariñosa, una rancia, una persona que no tenía gestos de cariño... Hasta que me enamoré de Alice y me di cuenta de que realmente yo sí que era cariñosa. Me di cuenta de eso una noche, mientras dormía abrazada a Alice y le acariciaba la cara, cuando ella me dijo algo así como: "siempre supe que, en el fondo, realmente eras una persona cariñosa". En ese momento mi cabeza hizo un sonoro "click" y todo encajó como un puzzle bien montado. November había escondido esa parte de mí, pero no había muerto, como yo creía.

Sigamos con la historia... November actuó así conmigo durante un año hasta que dije basta. Me estaba volviendo loca. Todas las veces que me he autolesionado desde mi recuperación a los 19 años han sido debido a ella. Empezaba a tener una disonancia en mi cerebro muy extraña: la quería muchísimo pero al mismo tiempo la odiaba con toda mi fuerza y tenía ganas de insultarla y despreciarla continuamente. De hecho, lo hice durante una época y me arrepiento. Así que, por primera vez, fui yo la que la dejó. Ella vino arrastrándose una semana después y me prometió que cambiaría. Cambió parcialmente (me dejaba hablar con su madre), pero siguió con sus locuras aunque no fueran tan constantes. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, el corazón ya estaba roto en mil trozos y sólo con tiritas no se podía reparar. Mi actitud fue cambiando poco a poco, convirtiéndome en una persona taciturna, nada cariñosa, a la que casi tenías que rogarle un beso. A pesar de todo, yo amaba a November, pero ya no de la misma manera incondicional. Duramos dos años más así, con peleas continuas y con ella dejándome cada dos semanas prácticamente, aunque también tuvimos muy buenos momentos. Creo que lo de dejarme acabó siendo su manera de hacerme ir tras ella, de mendigar algo de amor por mi parte, pero lo único consiguió fue meterme en un bucle de ansiedad en el que se me quitaba el hambre por completo o me atracaba a comer. Ahí fue cuando empezaron, en mi opinión, mis verdaderos problemas con la comida.



En octubre del 2011 me dejó definitivamente y me hundí. Alice y su entonces pareja me ayudaron mucho, si no hubiera sido su ayuda es posible que yo hubiera acabado muy mal. En esa época fue cuando se agravó mi problema con la comida; no quería comer y Alice me obligaba pero, secretamente, me gustaba verme adelgazar, era lo único que me motivaba. Luego, de repente, me atracaba a comer chocolate. O pasaba semanas comiendo sólo un alimento, como cuando me dio por comer sólo un tipo concreto de cereales con leche. Alice veía que no comía normal y me lo decía, pero no fue hasta hace unos meses cuando le confesé que tenía problemas.

November reapareció en mi vida en enero del 2012 y volvimos a estar juntas, siguió siendo todo una mierda y unos tres meses después, cuando me dejó por enésima vez, yo era otra persona y no fui detrás. Dije "hasta aquí" y así ha sido hasta ahora. No he vuelto a tener contacto con ella, ni ganas, excepto por su e-mail y llamada inesperados de este enero.

Me ha costado mucho tiempo y muchas conversaciones y lloros el no guardarle rencor ni odio. Siempre le he echado la culpa de haberme convertido en una persona nada romántica y alérgica a las cursilerias o a los "te quieros". Fue el descubrir que sigo teniendo esa parte dentro de mí lo que consiguió liberar el rencor y soltarlo. El peso que me quité de encima no se puede medir en una báscula.

Intake de 09.03.13:
Desayuno: nada
Almuerzo: nada
Comida: medio bocadillo de tortilla de patatas (250 kcal) + 1 golosina (60 kcal) + 1 té sólo (1 kcal).
Merienda: 1 manzana (90 kcal)
Cena: el medio bocadillo de tortilla que faltaba (250 kcal) + 1 naranja (90 kcal).
Total: 741 kcal
Ejercicio: -114.55 kcal
21 minutos en bici a ~16 km/h. 0.049 x 50.6 x 2.2 x 21 = 114.55 kcal
Calorías descontando el ejercicio: 596.45



Intake de hoy si hiciera caso a lo que mi madre ha planeado para comer:
Desayuno: vaso de leche con galletas + rosco de cabello de ángel.
Almuerzo: yougurt azucarado
Comida: un bocadillo de tortilla de patatas + una manzana + 20 gramos de chocolate + 5 golosinas + te con leche y azucar.
Merienda: vaso de leche con cereales.
Cena: media quiche hacendado + papas de bolsa + queso + ensalada + naranja + 20 gramos de chocolates.