martes, 26 de febrero de 2013

No he vuelto porque nunca me fui

Alice se dedica a hacerme la comida desde hace unas semanas. Me gusta porque sé que si tuviera que hacerlo yo no comería. En cambio, cuando ella me cocina yo como con gusto, como hacía siglos que no comía, sin contar calorías y sin (apenas) pensar en si engordo o no. De hecho, hoy es la primera vez que me peso en este mes. 52 kilos clavados. Me alegro por una parte, por que veo que racionalmente no es un mal peso, pero por otra me da un poco de pena pensar que iba bien antes, que estaba consiguiendo mi objetivo de los 47 kilos y que ahora se vuelve a alejar.

Una de las cosas que echo de menos de, digamos, mi trastorno alimentario (no digo que tenga nada en concreto, sólo sé que no como bien) es que me hacía sentir con el poder de que controlaba algo de mi vida. Que todo se me iba de las manos, que no puedo controlar a la gente ni las cosas que me rodean, pero que si yo digo que hoy sólo como piña, sólo como piña y nada más. Que si quiero pesar 50, peso 50, cueste lo que cueste, y ese era el único objetivo de mi vida que importaba. Y me sentía orgullosa cuando conseguía cumplirlo. Pero ya no puede ser, tengo que dejar esas cosas atrás. Me fuerzo día a día, no sabéis cuánto, por no pensar en mi peso, no pensar en la comida. Lo estoy consiguiendo, lo segundo, aunque no del todo lo primero.

Me veo gorda. Antes me veía bien con los 52, hace años, cuando pesé eso por primera vez, pero ahora me veo gorda. De hecho, tengo una sensación extraña que no sé si le ha pasado a alguna de vosotras o es que me estoy volviendo loca. Cada vez que como (como normal, ni mucho ni poco, gracias a my beloved Alice) noto que la grasa se acumula en mis piernas. Lo noto porque noto pinchazos, como si tuviera las piernas tirantes, como si me estuviera poniendo tan gorda que la piel no da más de sí. Noto como si se me estuviera cuarteando la piel, aunque por ahora creo que no me han salido estrías. ¿Esto es normal?

Yo me veo positiva en cuanto a mi problema, veo que mientras Alice esté ahí para darme apoyo no voy a recaer porque no me va a dejar. Pero por otra parte, sé que si ella deja de apoyarme o en cuanto pase lo inevitable que ha de pasar, lo que estoy temiendo que pase desde hace unos meses, mi primer refugio será en mi peso y mi tabla salvavidas será mi báscula.