sábado, 29 de diciembre de 2012

Alice y mi vuelta a comer

Alice* es mi compañera de piso. También es mi mejor amiga, por lo menos para mí. Sé que yo soy importante para ella pero no sé si llego a ser su BFF. El último día que escribí aquí, su pareja la dejó y ella se quedó destrozada. Tuvimos diversas charlas en las que yo intentaba animarla y no sé cómo, acabé contándole lo único que le faltaba saber de mí: mis problemas con la comida (incluso sabía lo de la autolesión antes que esto). Alice ya lo sabía, me dijo, se nota, vive conmigo. "Tienes que dejar esas tonterías", me insistió también. Y como sus charlas siempre están llenas de verdad y me hacen creerme que puedo con todo, decidí empezar a comer normal. Además, Alice estaba muy mal de ánimos, y en esos momentos, cuando está así, deja de comer; tenía que ser fuerte por ella y dar ejemplo. Tragaría con toda mi mierda para sacarla a ella de allí.

Empecé comiendo bien, pero como yo no voy de un extremo a otro con mucha facilidad, me desmadré. Ahora no puedo parar de comer. Por la noche como tanto que a veces, al agacharme, se me sale la comida del estómago; eso siempre me indica que he traspasado el límite. No tengo un puto término medio. He visto como mis piernas han vuelto a engordar, como los pantalones dejan de quedarme grandes. Alice está contenta con ello pero yo no. Y estoy en la encrucijada en la que no sé qué hacer, si traicionarla a ella o traicionar a mi cuerpo.

He decidido hacer mis dos días de casi ayuno para limpiarme por dentro y luego, ya veremos. Ya veremos.

*Alice es un nombre ficticio. He probado con las siglas (ella iba a ser M. en un principio) pero es un rollo, así que me inventaré nombres de la gente de la que hable por aquí y que tengan algún significado para mí, para asociarlos más fácilmente.

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